Imagina que irás 2 días al casino y existe un juego en el que puedes duplicar tu dinero tirando una moneda. En cada uno de los días se te presentan las siguientes opciones para ganar dinero:
El primer día te ofrecen:
a) Una ganancia segura de $500 ó
b) Una probabilidad 50/50 de ganar $1,000 ó recibir $0 (o sea perder todo)
¿Qué escoges, a ó b?
El segundo día te ofrecen:
a) Una pérdida segura de $500 ó
b) Una probabilidad 50/50 de ganar $1,000 ó recibir $0 (o sea perder todo)
¿Qué escoges, a ó b?
De acuerdo a varios estudios en la rama de “Behavioral Finance” o Finanzas del comportamiento, en el primer día la mayoría de nosotros escogeríamos a opción a, la ganancia segura de $500 y no arriesgamos ese dinero.
En el segundo día, al ver que la pérdida es segura, decidimos correr el riesgo y apostar por la opción b, queremos ganar $1,000. Lo curioso del asunto es que ambos días presentan exactamente el mismo escenario de probabilidad, lo que cambia es nuestra percepción del riesgo. En este ejercicio, parece demostrarse que la naturaleza humana prefiere: una pérdida incierta a una pérdida cierta, pero preferimos una ganancia cierta a una ganancia incierta.
¿Qué quiere decir esto?
Esto nos muestra cómo las personas valoran de forma diferente las ganancias y las pérdidas. El efecto negativo que tiene una pérdida económica es más fuerte que el efecto positivo de una ganancia. En pocas palabras: sufrimos mucho al perder, mucho más de lo que disfrutamos al ganar.
Esto es importante porque muestra que (la mayoría, no todos) los inversionistas tenemos aversión al riesgo y preferimos certeza a incertidumbre. También existen algunos que sienten afición por el riesgo, los llamados ludópatas o adictos al juego. Al momento de decidir dónde invertir tu dinero, debes de tener en cuenta tu capacidad para soportar pérdidas y tu “zona de confort” es decir, con lo que te sientes a gusto invirtiendo.
Al invertir, hay dos variables que se intercambian, que son riesgo y rendimiento. Normalmente, a mayor riesgo, mayor rendimiento y viceversa. Si ya decidiste invertir, haz un cuestionario a conciencia y realiza la estrategia más conveniente. Si no toleras las pérdidas del día a día, invertir en instrumentos de deuda gubernamentales puede ser tu opción. Si no te importan las pérdidas en el corto plazo, puedes pensar en abrir tu horizonte a las acciones.
Recuerda que no hay un camino correcto (o portafolio óptimo) ese siempre lo decide el cliente. En el próximo post pondré un cuestionario para identificar tu perfil de inversionista y cómo se calcula el riesgo y rendimiento de un portafolio y/o instrumento de inversión.
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