Poco antes de empezar este artículo me encontré con una estadística sorprendente que emitió la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) que me sorprendió, bueno quizás no tanto, al encontrar que el 80% de los mexicanos deciden ahorrar bajo el colchón.
Más alarmante aún, de toda la población que sí tiene contratado algún servicio financiero, sólo el 49% sabe utilizarlo y sacarle todo su provecho.
En términos generales, estamos diciendo que 8 de cada 10 mexicanos confía más en el colchón que el banco al momento de guardar su dinero, y que sólo 1 (o menos) de cada 10 obtiene todo el beneficio que le podría sacar a su instrumento financiero.
El presidente de la CONDUSEF, Luis Pazos Torres, dijo que “los mexicanos prefieren ahorrar debajo del colchón sin importar que reciban NADA por su dinero”. Los bancos no están ayudando mucho a erradicar este miedo.
Las cuentas de ahorro regulares están ofreciendo en promedio 1.1% y los pagarés bancarios un 2.4%. Estos son datos tristes ya que en la práctica, por cada 100 pesos aportados, el banco nos da $1.10 en cuentas de ahorro, y en el caso de los pagarés, $2.4 pesos.
Si tomamos en cuenta que la inflación en este 2010 se encuentra por el 3.7% (datos del Banco de México), nuestro dinero no decrece en cantidad, pero si pierde su poder adquisitivo. Es decir, si en el 2009 iba al supermercado con $1000 pesos y compraba 100 latas algún producto, en este 2010 voy a necesitar una cantidad extra si quiero comprar lo mismo que el año pasado, o me llevaría menos latas.
Entonces, ¿Qué hay más allá del banco? ¿A dónde acuden los inversionistas? Primero que nada, las “otras” opciones de inversión no requieren de montos millonarios para accesar a ellos. Hoy en día, las instituciones han abierto sus puertas a inversionistas que están dispuestos a ahorrar desde $500 pesos al mes.
Estas instituciones les ofrecen a los inversionistas la oportunidad de invertir en diferentes instrumentos, como lo son los Cetes (certificados de tesorería de la Federación), que arrojan 4.31 por ciento en rendimiento, fondos de inversión con 8.1 y las Afore 9.1 por ciento en rendimiento promedio.
Los Cetes están respaldados por el Gobierno Federal y financian a través de ellos algunas de sus operaciones, con la promesa de un pago al final de un plazo. Estos son instrumentos muy seguros y aportan pronta conversión de efectivo en caso de ser necesario.
En el caso de los fondos de inversión, son mecanismos en los cuales se reúnen los recursos de los inversionistas con la finalidad de obtener mayores beneficios. Ellos invierten en diferentes mercados, tanto nacionales como internacionales, pero en el caso de México, en sus portafolios vemos tanto deuda empresarial, como gubernamental, y acciones de diferentes empresas. Esto quiere decir que abarcan desde los Cetes, deuda de grandes empresas como Cemex, Alfa, y también invierten en acciones como Telmex o América Móvil.
Cabe destacar que los fondos de inversión son regulados por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, así como por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por lo que las instituciones que los ofrecen deben contar con opciones de inversión que minimicen el riesgo del inversionista. La agresividad del fondo de inversión va a ir de acuerdo al plazo y al perfil del inversionista, y gracias a que se juntan las aportaciones de otros inversionistas, lo montos de entrada suelen ser menores.
Las afores, son fondos para el retiro, donde el patrón y el trabajador aportan regularmente una cantidad con vista hacia el futuro, con rendimientos atractivos, pero con la desventaja de penalizaciones en caso de tocar el dinero antes del retiro, ya que como el nombre lo indica, se hará uso de este hasta el retiro. Los ahorros se manejan por administradores externos.
En fechas recientes, se han lanzado campañas de educación financiera a nivel nacional para que las personas se permitan obtener más y mejores rendimientos, y sobretodo, le pierdan el miedo a las instituciones financieras.
Actualmente, y como una de las grandes lecciones de la crisis, el sector financiero goza de una gran regulación que minimiza irregularidades. Como ya hemos visto, no se necesitan grandes cantidades ni un conocimiento técnico para hacer buenas inversiones. Un buen asesor y una cultura orientada a la información son muy buenos aliados para empezar a desarrollar nuestra cultura financiera. Nadie está peleado con el dinero, y es cuestión de tiempo para encontrar el gusto y afición por nuestra salud financiera.
La mesa está puesta, y en nosotros está el quitarnos el miedo de ganar dinero tal y como lo hacen los grandes inversionistas.
Es ahora el turno de que el dinero trabaje para nosotros.
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