El miedo y el riesgo a la hora de invertir
Híjole, este es un tema sensible. Ya bien sabemos que para alcanzar altos rendimientos (y grandes metas) necesitamos arriesgarnos. Pero ¿qué pasa cuando la palabra riesgo nos asusta? A veces dejamos de ganar por la tranquilidad, y aquí entramos en un debate de qué es mejor. La respuesta: depende de cada quien.
Pero aquí una guía acerca del riesgo en las inversiones:
Identifica el riesgo
En una clase, un profesor nos preguntaba cuál es el objetivo de una empresa cuando trata de minimizar el riesgo. Alguien respondió: “eliminarlo”. El problema, dice mi profesor es que si eliminas el riesgo, eliminas la oportunidad. Esto es cierto en la mayoría de los casos, no sólo en las inversiones. Cuando te ofrecen un cambio de área en tu trabajo, cambio de ciudad o un nuevo empleo, existe un riesgo. De que no te adaptes, no te guste, tengas que volver a estudiar y repasar. La mayoría de las personas que lo toman lo hacen para bien, mientras que las que no lo toman se estancan y desaprovechan ese gran potencial de crecimiento. Lo mismo pasa en las inversiones.
Toma riesgo de acuerdo a tus preferencias
No se trata de arriesgarte y vivir a punto del infarto. Se trata de tomar riesgos inteligentes y sacar el mayor rendimiento para ese tipo de riesgos. Si tienes un perfil muy conservador, tal vez te sientas cómodo con un porcentaje muy pequeño de riesgo. Si eres un inversionista arriesgado, con perfil especulativo, los altibajos de tus inversiones probablemente te tengas sin cuidado. Tengas el perfil que tengas, siéntete cómodo con tu manera de invertir y trata de optimizar tu rendimiento.
Evita riesgos innecesarios (riesgo goofy)
En ocasiones, el sentido común es el mejor de nuestros aliados. ¿Invertirías en un mercado que desconoces? ¿Te irías a trabajar al área computacional siendo mercadólogo? Si fueras prestamista ¿le prestarías a cualquiera? Siempre mantente cerca de los instrumentos de inversión que conoces, y si quieres invertir en algo nuevo, asegúrate de investigar y conocer a fondo tus opciones para que no te hagan de chivo los tamales.
Piensa a futuro
Muchas veces pensamos a lo mucho en unos meses. Y en términos de inversiones el corto plazo es de 1 año. Así que el mediano y el largo nos hablan de incluso décadas, que vemos muy lejanas en la actualidad. Recuerda que el tiempo vuela y nada es peor que arrepentirse de las grandes oportunidades que pudimos haber tomado. Trata siempre de ver las cosas un poco más allá, ya sea en tus decisiones personales, de trabajo y de inversión.
Tomando todo esto en cuenta, recuerda que tomar la mejor oportunidad depende de tu capacidad de leer el riesgo, saber si vale la pena tomarlo y sacar el mayor rendimiento. Una frase: “De nada nos arrepentimos tanto como de aquello que nunca hicimos.” ¡Ánimo!
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