Por Marcela Suárez F.
¿Alguna vez has ido a la tienda por un kilo de tomates y terminaste comprando 5 kilos sólo porque viste que estaba rebajado el precio? Claro, después andabas inventando cómo comerte los 4 kilos restantes, pero en el momento de la compra te sentiste satisfecho por aprovechar la oportunidad.
Al final resulta ser un ahorro ficticio, porque gastamos más dinero y esfuerzo en preparar otros platillos que llevan tomate y que no son parte del consumo habitual.
En ocasiones nos dejamos encandilar por “ofertas” engañosas que encontramos o nosotros mismos nos creamos cuando vamos de compras.
Aquí algunos ejemplos:
- Adquirimos artículos de dudosa calidad porque “están baratos” y al poco tiempo debemos reemplazarlos porque fallaron o nunca funcionaron.
- Compramos aparatos que, de antemano, sabemos que no vamos a utilizar (como aquellos que venden por TV para hacer ejercicio) o ropa que no nos pondríamos ni para ir a una fiesta de disfraces.
- Los famosos “combos” que venden en algunos supermercados cuyo artículo gratis no es de nuestra preferencia y luego andamos viendo a quien se lo regalamos.
Esto es en lo que se refiere a nuestro bolsillo, y en nuestra vida ¿cuáles ahorros ficticios hacemos?
- No pagamos una consulta al odontólogo por una pequeña caries y al cabo de un tiempo tenemos que costear una endodoncia
- No dedicamos tiempo a hacer ejercicio y después pagamos el precio de vivir con afecciones vasculares, sobrepeso y otras enfermedades crónicas.
- Nos parece muy caro pagar por capacitarnos, sin ver que la falta de formación nos impide mejorar nuestros ingresos y condiciones de vida.
- No invertimos en atenciones ni cuidados para nuestra pareja y luego hay que afrontar las consecuencias de una infidelidad
- Dejamos de disciplinar a nuestros hijos pequeños para evitar un berrinche y cuando son adolescentes no nos reconocen como autoridades.
Quizá tengamos fugas importantes en nuestras finanzas, salud, relaciones, autoestima y otros aspectos importantes a causa de los falsos ahorros que hacemos a diario. Cuando lo hagamos, recordemos que a los únicos a quienes estamos causando daño es a nosotros mismos.
¿Cuáles pueden ser nuestros ahorros ficticios?
Marcela Suárez, psicóloga de profesión, terapeuta financiera y asesora en aprendizaje. Su vocación está en ayudar a otros a usar sus talentos para que descubran y sigan su propio camino.
Sigue sus consejos y artículos en: www.marcesuarez.com y https://www.facebook.com/caminoconcorazonms
Leave a Reply