Imaginemos la siguiente conversación:
–Qué buen trabajo hizo Ramírez ¿no?-
-Claro, se aprovecha de los demás y se lleva todo el éxito él sólo.-
-N’ombre a él ni trabajo le ha costado, sólo porque se lleva bien con el jefe
-Para mí que no tarda en caer de su pedestal.
¿Por qué será que nos cuesta tanto reconocer el trabajo de los demás? Llamémosle envidia (no hay buena ni mala, la envidia es envidia), coraje, o impotencia, el chiste es que nos cuesta mucho reconocer cuando alguien hace bien las cosas. Eso sí, que no se nos cuestione porque nosotros siempre las hacemos con diligencia, responsabilidad y mucho mejor que “aquellos presumidos”.
La raíz de todo proviene de ver más allá de nuestro campo de acción: dejamos de preocuparnos y ocuparnos de lo que nos compete, para involucrarnos en lo que hacen los demás. Este primer paso fomenta la desconcentración, la preocupación y todo menos la productividad y efectividad en NUESTRO trabajo.
Este paso lleva a desear lo que tienen o logran los demás, sin pensar en el trabajo y esfuerzo que conllevan. Así como los niños quieren algo cuando los demás lo obtienen, en el mundo de los “adultos” la gente quiere reconocimiento. Deseamos sentirnos importantes.
De modo que mientras más nos digan “Qué bien lo hiciste” mejor nos sentimos. Tomemos por ejemplo la frustración laboral: ¿Qué te hace sentirte mal y con poco crecimiento? ¿Un sueldo bajo? Claro que influye, pero si tienes un gran sueldo, con poco reconocimiento o influencia terminarás odiándolo.
Lo que buscamos y perseguimos es ese reconocimiento. Y cuando observamos que alguien más lo obtiene, de la manera que sea, sentimos envidia y coraje, porque creemos merecer lo mismo. No importa lo que le haya costado a esa persona, tratamos de bajarla a nuestro nivel. “Lo que Fulanito hizo no es tan complicado” o “Cualquiera podría hacerlo” son frases comunes. Hay que ir un poco más allá como individuos: ver un poco más allá de nosotros mismos. No lo sabemos todo, tenemos que aprender de los demás, así como enseñar lo que sabemos. Conocer sin compartir es una forma egoísta de desperdiciar tu talento.
Reconocer el valor que aportan los demás habla bien de ti. Significa que tienes tanta confianza en ti que el que alguien más obtenga reconocimiento NO te hace menos. Significa que has aprendido a hacer tu trabajo sin voltear a ver a los demás y si lo haces, solo es para motivarse en conjunto, no de manera egoísta. Las metas obtenidas son más valiosas antes, durante y después cuando se logran en equipo.
Recordemos que el que alguien más tenga éxito no significa que nosotros no lo tendremos, sino que puede ser el comienzo de un círculo virtuoso en donde tu aprendes, tienes éxito y después enseñas, reproduciendo el efecto con más personas. El conocimiento y el éxito están para compartirse, ya que así se genera más.
¿O tú que opinas?
“La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.”
-Arthur Schopenhauer
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