Ahorrar y planificar el uso que le damos al dinero debería ser una de nuestras prioridades. A veces, nos topamos con tabúes y pequeños candados mentales que nos impiden lograrlo.
- “La gente rica no tiene corazón y roba por naturaleza”
- “Prefiero ser pobre pero honrado”
- “La gente rica es envidiosa y codiciosa”
Vamos por la vida repitiendo y creyendo en frases como estas y así formamos nuestra realidad. Sin embargo, la realidad es simple:
El dinero no tiene moral, pero es capaz de volverse el medio de expresión de las personas que lo tienen.
Algunas personas ricas son muy codiciosas y envidiosas, sin embargo, algunas personas ricas son de las más bondadosas, humildes y buenas que existen. Lo mismo aplica para las personas que menos tienen: algunas son envidiosas, codiciosas, mientras que otros son humildes y llenos de valores.
Piensa en el dinero como un ladrillo. Puede utilizarse para construir grandes obras, como hospitales que alberguen a niños, pero también alguien puede utilizarlo para lanzarlo a través de un vidrio en una agresión. En si, el ladrillo carece de toda maldad o bondad, es solo un instrumento que expresa el sentir de la persona que lo tiene.
En el Nuevo Testamento, existe una frase muy importante que menciona:
“Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos… “…Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. “
Aquí el mensaje es claro. Ni siquiera Dios dice que el dinero por si solo es malo. Lo que genera muchos conflictos y nos puede complicar las cosas es el amor al dinero.
Tener dinero permite realizar muchos sueños y experimentar grandes cosas. El dinero que se gana a través de esfuerzo, honestidad y sobretodo, con tratos en las que ambas partes de la transacción ganen, es sin duda fuente de un autoestima alta.
El dinero no tiene actitud ni moral, solo refleja nuestras actitudes y éstas pueden ser buenas o malas. ¿Cuál es la tuya?
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